EN MEMORIA
galería Animal
Santiago, Chile, 2002.
“EN MEMORIA” es la instalación que realizamos sobre la azotea de la Galería Animal en Santiago de Chile. Transcurrió entre el 13 de noviembre y el 7 de diciembre del año 2002. Esta instalación surge a partir de una reflexión sobre la identidad única y propia del lugar de la galería, su genius loci. Su identidad radica en el tránsito de obras que circulan dentro de su espacio y que configuran una historia propia. Es esta memoria como archivo de obras, la cual tomamos para construir nuestra instalación, perpetuando en lápidas de granito negro cada una de las exposiciones transcurridas dentro del espacio de la galería teniendo como límite la fecha de nuestra intervención. En cada una de las cincuenta lápidas inscribimos los títulos y las fechas en que transcurrieron cada una de las exposiciones transcurridas dentro de la galería Animal, separadas de todas ellas dispusimos nuestra propia lápida, la cual tenía inscrita, sin fecha, EN MEMORIA. Construimos así la memoria de la galería en un archivo perpetuado sobre lápidas, entendiendo la lápida como un objeto–monumento que es una expresión tangible de permanencia y de duración. Cada lápida reconstituye un tiempo y a la vez recupera una ficción: un tiempo comprendido como la perdurabilidad de cada exposición en el marco de la galería y una ficción comprendida como obra nombrada.
En la azotea de la galería Animal ubicamos cincuenta y un lápidas distribuidas en columnas ordenadas según una trama matemática, en la cual se demarcaba un territorio propio para cada lápida. Todas ellas, como un único cuerpo, asemejaban un cementerio sobre el cielo del recinto. Gran parte de la superficie de este cielo (azotea de la galería) lo cubrimos con pasto natural (9m. X 13m.) proveniente de las afueras de Santiago y trasladado hasta el suelo de la galería, subiéndolo posteriormente hasta la azotea con un máximo esfuerzo en un mínimo de tiempo. El peso total del pasto vivo que subimos a la azotea de la galería Animal alcanzó las tres toneladas. Posteriormente el pasto desprovisto de agua, se secó, con la tierra dura y agrietada, muere al poco tiempo, convirtiendo nuestra obra en un cementerio abandonado.
Si bien construimos lápidas para configurar un archivo, es la presencia de la lápida EN MEMORIA, sin fecha, la que da cuenta de la imposibilidad de su perdurabilidad. Así la instalación, en su desgaste material, asume el tiempo propio que identifica las instalaciones. Asume ese tiempo como su propia duración y lo revela en su devenir, la instalación se hace y se deshace en un lapso de tiempo, cuya extensión es el intervalo de instantes entre el montaje y el desmontaje. Subreve duración es una condición de su significado y es algo que se presupone en sus condiciones de existencia. La expectativa de no permanencia forma parte de su concepción.
Los lugares localizan espacios[1], por lo que podemos afirmar que al producir un lugar-galería se localiza un espacio del y para el arte. Comprendemos entonces que la galería Animal, como lugar, localiza el espacio del arte, lo cual define su propia identidad. Nuestra instalación EN MEMORIA apropiándose del lugar reflexiona sobre el lugar-galería, su historia, sus referencias y sus características formales. La obra, ubicada en la azotea de la Galería Animal se apropia de su límite superior, el cual como umbral, marca un adentro de un afuera, delimitando el lugar-galería del Espacio como extensión. Para nosotras apropiarse del límite, azotea de la galería Animal, es tomar posesión desde donde el lugar comienza su esencia y no aquello en donde acaba, es reflexionar sobre el lugar desde su frontera. Desde el interior la azotea no forma parte de la galería, pero la delimita, es por esto que, como límitepresente pertenece, al mismo tiempo, al espacio interno y al espacio externo. El límite no es una barrera impenetrable, sino una mediación que articula las relaciones entre interno y externo, entre apertura y cierre, por tanto presionar el límite posee el valor de una tensión: la galería como recinto, tapizada en su límite superior por una fría alfombra de lápidas, se convierte en una tumba.
Por último, nuestra obra, con la inscripción de obras pasadas en lápidas de granito negras, revela la problemática de la condición manifestativa del arte, donde éste opera a través de la representación textualizando la realidad a partir de dobles. Las lápidas como superficies de inscripciones fijan diferentes tiempos y hablan sobre “ (...) ese tener/lugar que es la representación, y por lo tanto, lo que señala(n) es el propio acto de señalar, de indicar, de referir, de representar.” [2] Las lápidas revelan el carácter representacional del arte al citar y apropiarse de las representaciones que tomaron lugar dentro del espacio de la galería, espacio del arte. Así cada lápida señala un doble de la realidad y da cuenta de cómo el arte es una ficción en cuanto que éste no es sólo una representación de lo dado, sino que es una traducción compleja y amplia de nuestra experiencia del mundo. A su vez, nuestra instalación en su desgaste material se deconstruye a sí misma, revelándose como una ficción más de la representación.
[1] Heidegger, Martin. Construir, Habitar, Pensar
[2]Larrañaga, Josu.op.cit., p.55
MEMORIA VELADA
Galería Animal, diciembre 2002
Al cierre de la exposición EN MEMORIA, irrumpimos sobre ella ocupándola como escenario para realizar la performance MEMORIA VELADA, asociada a la identidad y la memoria de la galería Animal perpetuada sobre las lápidas. Éstas fueron removidas de su lugar, dejando al descubierto cada nicho o tumba, para ser resituadas en otro lugar apiladas unas sobre otras, junto al lugar donde se hallaba la lápida inscrita "EN MEMORIA", que consignaba nuestra propia memoria. En este nuevo escenario procedimos, ante cada tumba abierta, a la lectura en voz alta y al unísono de algunas palabras extraídas arbitrariamente de los textos escritos por los artistas sobre sus respectivas exposiciones. Estas citas, recogidas del catálogo de la galería Animal, quedaban depositadas en cada nicho en el papel donde venían transcritas. Con este acto nos apropiamos del mensaje de cada artista, manipulando su sentido y reinscribiéndolo en las tumbas de sus muestras.
Al acontecer en el último día de la instalación, momento en que debía desmontarse, la performance revelaba el tiempo propio de nuestra muestra, su duración, asumiendo esta transitoriedad como factor condicionante del significado de la obra. Así, finalmente, procedimos a retirar la lápida inscrita "EN MEMORIA" para sustituirla por otra con las fechas de inicio y término de la instalación, inscribiendo de este modo nuestra muestra como parte de la memoria de la galería y dando cuenta, con este gesto, de su propia muerte. Siguiendo nuestra estrategia creativa y al igual que otros trabajos, las lápidas y los restos de EN MEMORIA los hemos ocupado posteriormente en nuevas instalaciones, presentadas en diversos espacios de exhibición. En este tránsito de un lugar a otro citamos siempre las obras anteriores, las que junto con sus objetos se han convertido paulatinamente en fragmentos de nuestra propia memoria como colectivo de arte.